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MORIR ES MUY DE 2015.


FECHA2018 METODOLOGIA
DISEÑO CRÍTICO 
Y ESPECULATIVO
EXPOSICIÓN COLECTIVA ESPECTROS (2018)La Virreina Barcelona



Video presentación del nuevo producto que promete la inmortalidad.


Hoy se muere tu cuerpo, pero tu avatar sigue respondiendo mensajes. En 2098 habrá más muertos que vivos en redes sociales. Morir es muy de 2015 es una instalación para pensar sobre ese futuro ya en marcha: ¿qué significa morir en la era de los datos? ¿Y qué cuerpo ocupa nuestra identidad cuando solo vive en un servidor? 
Morir es muy de 2015 es una instalación interactiva compuesta por cuatro obras que invitan a reflexionar sobre la inmortalidad virtual, la identidad digital y la relación entre la muerte física y la presencia eterna de nuestros avatares.

En un mundo donde cada día generamos millones de datos, donde nuestros perfiles siguen vivos aunque muramos, y donde los algoritmos nos conocen más que nosotros mismos, el proyecto plantea una pregunta inquietante: ¿Puede la muerte volverse obsoleta?

La instalación se articula en torno a cuatro piezas que trazan un recorrido desde la promesa de la inmortalidad como producto de consumo, hasta la aparición de un “cementerio de datos”, donde los avatares fallecidos persisten en forma de rastro digital. El espectador transita entre diferentes espacios especulativos que ponen en tensión la memoria, el cuerpo, el archivo y el olvido.

  1. Avatar Falling: representación del colapso de la identidad digital. Al día mueren 155.000 personas. Tres personas por segundo, una de cada tres tenía redes sociales en 2017.
  2. Dead Data Cemetery: experiencia inmerviva mediante VR para visitar el cementerio y confrontar el culto físico y el abandono virtual.
  3. Morir es muy de 2015: el nuevo producto revolucionario que promete la eternidad.

Cada pieza se concibió como un entorno especulativo que fusiona tecnología, diseño de interacción y relato visual para generar una experiencia crítica sobre el duelo en la era del big data.




Imágenes del cementerio virtual 


Exposición Los Espectros (2018) en la Virreina, Centro de la Imagen de Barcelona.


La muerte es ineludible y nos obliga a pensar. A lo largo de la historia, los seres humanos han tenido el deseo de vivir para siempre, y por eso, la lucha contra la muerte sigue siendo el proyecto más importante del siglo XXI. La conciencia de nuestra mortalidad nos produce miedo y angustia.

La ciencia vaticina que en pocas décadas ya estaremos preparados para ser inmortales a nivel biológico, pero ¿y dentro de un entorno virtual, lugar en el que el tiempo no existe? Una flor digital que nunca se marchita, un ser humano que nunca envejece; la preservación digital como la perfecta conservación del ser humano.

Todos los organismos son algoritmos. Todo animal, es un conjunto de algoritmos orgánicos, modelados por la selección natural a lo largo de millones de años de evolución. En el siglo XXI, nuestros datos son, probablemente, el recurso más valioso que la mayoría de humanos puede ofrecer. Y los estamos cediendo a los gigantes tecnológicos a cambio de servicios como el correo electrónico, la compra por internet o vídeos de youtubers.

A día de hoy, podríamos abandonar nuestros propios juicios psicológicos y fiarnos de ciertas tomas de decisiones por parte de lo tecnológico en la toma de decisiones importantes (y no tan importantes) de la vida. Tu teléfono conoce tus gustos mejor que tú. Sabe qué harás este fin de semana, qué carrera estudiarás dentro de un año, o qué película poner o la que más te va a apetecer esta noche. Y seguramente, tenga un acierto del 90%.

Las decisiones guiadas por los datos, no sólo saben cómo somos o cómo nos sentimos. Saben millones de datos más sobre nosotros. ¿Es posible que haya llegado el momento de redefinir el alma del ser humano? ¿Qué somos? ¿Nuestro cuerpo? ¿Nuestros pensamientos? Seguramente la recopilación de data digital es lo que más se acerca a la verdad de nuestro propio ser, porque, ¿la imagen que proyectamos cada uno en el mundo físico, no es más falsa que la que volcamos en Internet día tras día? El porno más bizarro, ese pensamiento de suicidio, la fantasía más cerda; todo eso solo lo sabes tú y tu rastro en Internet.


Las redes sociales nacieron para conectarnos (y a veces controlarnos). ¿Pero, podrán en un futuro conectarnos con quienes ya no estén vivos? Cuando Facebook cumplió 12 años, 45 millones de perfiles de personas muertas formaban un álbum de fotos repleto de momentos felices. Un cementerio virtual donde amigos, familiares y visitantes podían dejar sus recuerdos en forma de comentarios o imágenes.

En el 2098, habrá más muertos que vivos en en las redes sociales. ¿Cuánta gente de tu lista de contactos está muerta ahora? Y dentro de 10 años, ¿cuántos crees que habrá? ¿Y en 40 años? ¿Y en 80 años? Seguramente tú ya estarás muerto, o sino a punto de estarlo.

No obstante, ¿habremos alcanzado la inmortalidad a través de nuestros avatares? De hecho, ¿Nos encontramos en la era del nativo digital sin muerte virtual? ¿Puede, algo tan inherente al ser humano como la muerte, pasar de moda? Y si es así, habremos trascendido la muerte. Ya no necesitaremos creer en dioses que nos ayuden a enfrentarnos y convivir con el miedo a la muerte.

Ser inmortal será una realidad y un porducto al alcance de cualquiera. La eternidad virtual. Accesible desde cualquier punto del planeta. Un lugar donde el alma se mostrará tangible e infinita. La muerte no es el final. Es la antesala para la eternidad.

Fallecer es muy de 2015.
Morir está pasado de moda.





Artistic and creative direction 
Raúl Maldonado, Blanca Pia

Production and Audiovisual Edition 
Raúl Maldonado, Blanca Pia

Graphic Design 
Raúl Maldonado, Blanca Pia 

Script 
Blanca Pia, Cristina Tosca

VR designer 
Carla Sevillano