Morir es muy de 2015 es una instalación interactiva compuesta por cuatro obras que invitan a reflexionar sobre la inmortalidad virtual, la identidad digital y la relación entre la muerte física y la presencia eterna de nuestros avatares.
En un mundo donde cada día generamos millones de datos, donde nuestros perfiles siguen vivos aunque muramos, y donde los algoritmos nos conocen más que nosotros mismos,
el proyecto plantea una pregunta inquietante:
¿Puede la muerte volverse obsoleta?
La instalación se articula en torno a cuatro piezas que trazan un recorrido desde la
promesa de la inmortalidad como producto de consumo, hasta la aparición de un “cementerio de datos”, donde los avatares fallecidos persisten en forma de rastro digital. El espectador transita entre diferentes espacios especulativos que ponen en tensión la memoria, el cuerpo, el archivo y el olvido.
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Avatar Falling: representación del colapso de la identidad digital. Al día mueren 155.000 personas. Tres personas por segundo, una de cada tres tenía redes sociales en 2017.
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Dead Data Cemetery: experiencia inmerviva mediante VR para visitar el cementerio y confrontar el culto físico y el abandono virtual.
- Morir es muy de 2015: el nuevo producto revolucionario que promete la eternidad.
Cada pieza se concibió como un entorno especulativo que fusiona tecnología, diseño de interacción y relato visual para generar una experiencia crítica sobre el duelo en la era del big data.